Mujer y suelo pélvico

Entendiendo el vaginismo

Uno de los motivos habituales de consulta es el vaginismo.

El vaginismo pertenece a un grupo de disfunciones de suelo pélvico conocidas como dispareunias, o dicho de una forma que todos podamos comprender, aparición de dolor en las relaciones sexuales.

En el caso del vaginismo en concreto, el dolor imposibilita la penetración. Incluso más allá del ámbito de las relaciones sexuales, las mujeres que padecen vaginismo tienen este mismo impedimento para acudir a la exploración en la consulta de ginecología o para el uso de métodos de higiene menstrual como la copa o el tampón.

Se produce un espasmo o contracción potente e involuntaria de la musculatura de suelo pélvico, que cierra el introito vaginal. Esta contracción genera una sensación de escozor y dolor intenso.

¿Cuáles son las causas?

Cuando se habla de vaginismo y de imposibilidad para la penetración, muchas personas asocian erróneamente que la paciente ha podido sufrir alguna experiencia traumática o abuso sexual.  Hago un inciso aquí para decir que, si este es tu caso, te mando un abrazo sincero y fuerte. No estás sola y me gustaría mucho acompañarte en tu proceso. He acompañado a mujeres que, al igual que tú, han sufrido vaginismo tras una experiencia horrible e injusta.

Sin embargo, la mayoría de mis pacientes con vaginismo no asocian su aparición a una experiencia concreta. Es más bien, una suma de otros factores como:

  • Creencias sobre las relaciones íntimas basadas en la represión y el miedo.
  • Factores hormonales: como en el caso de la menopausia.
  • Uso de medicamentos, por ejemplo, los antibióticos que afectan a la flora vaginal.
  • En algunos casos, puede aparecer como consecuencia de un parto complicado. O también después de una cirugía pélvica.
  • Se relaciona mucho con situaciones de estrés, ansiedad y depresión. Pero voy a remarcar que muchas veces esas emociones surgen dentro de la pareja. Sobre todo, en aquellas relaciones en las que se da una especial importancia al coito y se presta menos atención al hecho de conectar con la otra persona a través del tacto, del beso….

¿Cómo podemos abordarlo desde la fisioterapia perineal?         

Pues en primer lugar, con muchísima empatía y haciendo a nuestra paciente consciente de que en este proceso se va a tener en cuenta su emoción y sus límites. Va a ser partícipe en todo momento de su propia recuperación.

Y esto es muy importante, porque a veces llegáis a consulta con la frustración de no haberos sentido comprendidas anteriormente. E igualmente, con la sensación de que os han llegado a tomar por “locas” o que nadie comprende lo que os ocurre, como si fuera una invención vuestra.

Déjame decirte que vamos a trabajar juntas en tu caso desde el respeto que mereces.

La primera herramienta es el autoconocimiento. Muchas veces, no nos hemos autoexplorado y no entendemos qué se contrae y produce ese dolor tan incómodo que sentimos. Te explicaré cómo funciona esta musculatura y trabajaremos ejercicios para que detectes su contracción y relajación (nuestro principal objetivo).

Poco a poco, mi objetivo es trabajar a nivel de la musculatura perineal con terapia manual, dilatadores, etc.; mientras vamos disociando el contacto de esa zona con la sensación de dolor. Se llega a producir una asociación anticipada del dolor a la posible penetración y es lo que genera ese espasmo muscular. No te preocupes, lograremos no sólo quitar esa asociación, sino también asociarlo al placer.

Tengo que confesarte que me encanta abordar este tipo de casos, porque todas lo conseguís y además, en muy poco tiempo. Y no hay mayor satisfacción que el que mis pacientes consigan la calidad de vida que necesitan y deseo para ellas.

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